Especialísimo
fotógrafo nacido en Moscow en 1952, desde muy pronto, justo al dejar el ejército
ruso en el que permaneció durante dos años, se intereso por el cine, por las películas.
Ingreso en Moscow Institut of Cinematography (VGIK) en 1969 y algo más tarde en
Mosfilm. Andrei Tarkovsky se
interesó por su trabajo y le invito a ser su director de fotografía en la película
Stalker. Pertenecía en aquellos años
al Moscow Union of Graphic Arts, 1978, pero eso le hacía sentirse atado y el
necesitaba viajar, salir de la Union Sovietica y desarrollar su trabajo fotográfico
en cualquier parte del mundo.
Su
incorporación a la Agencia Magnum Photos en 1988, abrió su trabajo a un mundo
mas amplio. Empezó su repercusión internacional. Trabajaba en medios de
distintos países llegando al New York Times. Cubría eventos en Mongolia,
Indonesia, Africa, Lithuania, Estados Unidos, Japon.
En
estos momentos ha editado más de una docena de libros y ha hecho exposiciones
por todo el mundo. Sus polaroids están en New York en una caja fuerte.
Es
un hombre entrañable, cercano, tiene una mirada astuta y distraída que siempre
busca la luz; pero esa luz tamizada por un visillo o la blusa de una mujer, o
por el humo de un cigarro. La luz del Oriente, luz fuerte, intensa pero que
dulcifica los ambientes gracias a la mirada experta de Guerogui.
El
pasado mes de marzo estuve con él en Huelva, durante su exposición en el
festival de fotografía Latitudes, en el que se presentaron 65 fotografías de su
serie Light just like.
Desde
luego el espacio de Huelva hacía honor a su obra: un antiguo hotel de estilo
colonial, elegante, amplio, con suelos de mármol y altos techos ha sido
convertido en sala de exposiciones de lujo para el festival Latitudes. Allí las
fotos de Pinkhassov resplandecían soberbias. El estaba feliz por regresar al
Sur de España. ..."La luz"... repetía. Esa luz que el persigue por
todo el mundo aquí se encuentra en su apogeo. Me decía: "En Moscu 25º bajo
cero, en Paris 12º bajo cero, aquí, en Huelva, desayunando en el jardín bajo
las palmeras al sol con + 15º grados" estaba realmente feliz.
Y
yo también, estar con un fotógrafo de su categoría es un honor y una suerte,
sobre todo si es una persona tan cercana e inteligente.
Bueno,
púes os cuento una anécdota. El mantel blanco, unas flores, las tazas de café,
los bollitos y las tostadas, algo de fruta y...su Leika. Una maquina que ha
debido vivir las historias más fascinantes en manos de su dueño y que ahora
reposaba sobre el hilo blanco iluminada por el sol de la mañana de Huelva.
Guergogui jugaba con el IPhone de su hija Alexandra que estaba con nosotros.
Una taza de loza brillaba bajo unos rayos de sol, la cucharilla, apoyada en el
plato, lanzaba débiles destellos que a su vez se reflejaban en la tetera......Guergogui
miraba a través de la pantalla del IPhone y disparaba una y otra vez.
Cuando
me enseño las fotos captadas, me quería morir. ¿Es posible tanta belleza, tanta
exactitud en la comunicación de sensaciones, en el desarrollo de unos instantes
de luz que se convierten en eternos? Estaba como un niño, disfrutando. Le
pregunto: Guerogui ¿y tu Leika?.....y me contesta: con esto puedo soñar, la
Leika es muy dura conmigo.
Ahora,
nos llevamos su luz a Milan.
Pero
el 6 de junio lo podréis ver en Madrid, en galería rita castellote dentro de
PHotoEspña.