

Nos gusto mucho la idea de empezar el año con una artista joven y divertida, que nos ayudara a ver las cosas de manera mas imaginativa y alegre. En las fotografías de Sheila Pazos todo puede ser realidad.
"El único valor para el pensamiento es el sentido, es decir,
el pensamiento moral de lo imposible"
René Magritte
Un alto edificio de pisos recubiertos por un mantel a cuadros, un gato que imitando a King Kong se sube por las terrazas de unas viviendas, largas y grandes piernas de mujer ataviadas con medias rojas paseando por liliputienses calles... son algunas de las creaciones de las que se sirve Sheila Pazos para configurar un cosmos a su medida.
La artista, mediante la fotografía, excluye una interpretación única de significados. Es un argumento explícito construido al subvertir imágenes, con la emisión de mensajes paradójicos de la vida urbana y la profusión de enunciados variables. En las composiciones de esta artista es posible considerar apariencias diferentes según la mirada que las contemple, porque las premisas de las que parte no conducen a una sola conclusión, sino a muchas.
En este contexto soberano, "el sentido es lo imposible". Con la mutabilidad de escalas, volviendo los edificios diminutos y los animales y personas enormes, la creadora invierte realidades e impugna la idea de sentido común. Su trabajo es la constatación de que es factible recorrer la imaginación para crear universos quiméricos, o que es viable a través de relaciones insólitas, asociaciones que responden a un carácter conceptual, frutos de registros personales vinculados directamente con el ámbito de la urbe, vivencias que la artista sufrió como hija de emigrantes en Suiza y posteriormente en su regreso a Galicia.
El potencial surrealista en sus piezas no tiene connotaciones oníricas propiamente dichas; lo mismo que sucede con Magritte, el automatismo freudiano no influye en la realización de esta propuesta, porque la razón y el gusto, elementos rechazados en el message automatique, Sheila no los desecha como instrumentos en su modo de producción. Las imágenes no las provoca el sueño, es la realidad la que las inspira.
(…)
La realidad y la fantasía se entrelazan invitándonos a jugar, a recrearnos en un mundo ficticio. Rudyard Kipling dijo una vez que "el niño es el padre del hombre", será por eso que cada vez que recorremos estas obras surgen luces que nos adentran en situaciones increíbles, un mundo cándido y travieso al margen de todo sentido común, un mundo donde la clave es la IMAGINACIÓN.
Pues claro que en estas piezas artísticas nada tiene sentido, porque todo es ilusión, magia, encanto y sugerencia. Aquí cada cual es susceptible de desentrañar los montajes, concebidos por Sheila Pazos, a su manera, dando rienda suelta a sus pensamientos. La artista nos da libertad para llegar a su obra ofreciendo caminos plásticos de indudable belleza a través siempre de ese creativo laberinto del sentido de lo imposible.
Mercedes Rozas
(Crítica y comisaria de arte)
el pensamiento moral de lo imposible"
René Magritte
Un alto edificio de pisos recubiertos por un mantel a cuadros, un gato que imitando a King Kong se sube por las terrazas de unas viviendas, largas y grandes piernas de mujer ataviadas con medias rojas paseando por liliputienses calles... son algunas de las creaciones de las que se sirve Sheila Pazos para configurar un cosmos a su medida.
La artista, mediante la fotografía, excluye una interpretación única de significados. Es un argumento explícito construido al subvertir imágenes, con la emisión de mensajes paradójicos de la vida urbana y la profusión de enunciados variables. En las composiciones de esta artista es posible considerar apariencias diferentes según la mirada que las contemple, porque las premisas de las que parte no conducen a una sola conclusión, sino a muchas.
En este contexto soberano, "el sentido es lo imposible". Con la mutabilidad de escalas, volviendo los edificios diminutos y los animales y personas enormes, la creadora invierte realidades e impugna la idea de sentido común. Su trabajo es la constatación de que es factible recorrer la imaginación para crear universos quiméricos, o que es viable a través de relaciones insólitas, asociaciones que responden a un carácter conceptual, frutos de registros personales vinculados directamente con el ámbito de la urbe, vivencias que la artista sufrió como hija de emigrantes en Suiza y posteriormente en su regreso a Galicia.
El potencial surrealista en sus piezas no tiene connotaciones oníricas propiamente dichas; lo mismo que sucede con Magritte, el automatismo freudiano no influye en la realización de esta propuesta, porque la razón y el gusto, elementos rechazados en el message automatique, Sheila no los desecha como instrumentos en su modo de producción. Las imágenes no las provoca el sueño, es la realidad la que las inspira.
(…)

Pues claro que en estas piezas artísticas nada tiene sentido, porque todo es ilusión, magia, encanto y sugerencia. Aquí cada cual es susceptible de desentrañar los montajes, concebidos por Sheila Pazos, a su manera, dando rienda suelta a sus pensamientos. La artista nos da libertad para llegar a su obra ofreciendo caminos plásticos de indudable belleza a través siempre de ese creativo laberinto del sentido de lo imposible.
Mercedes Rozas
(Crítica y comisaria de arte)